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Cómo Preparar a tu Hijo para su Primera Cita de Psicoterapia Infantil y Juvenil

Hablar de una primera sesión de psicoterapia para un hijo puede generar muchas preguntas en la familia. Es normal que padres y madres sientan curiosidad, preocupación o dudas sobre el proceso. ¿Se sentirá cómodo? ¿Sabré cómo reaccionar? ¿Podré ayudar a mi pequeño a comprender esta nueva experiencia? Como psicoterapeuta infantil y juvenil, he acompañado a multitud de familias en esta misma situación, y en este artículo te ofreceré estrategias y consejos útiles para que la transición a la primera sesión de terapia sea lo más positiva y fluida posible.



1. Comprender el Propósito de la Psicoterapia Infantil y Juvenil


1.1. ¿Por Qué Llevar a un Niño a Terapia?

La psicoterapia infantil y juvenil es una herramienta poderosa para ayudar a los niños a expresar sus emociones, superar miedos, manejar situaciones de estrés y desarrollar habilidades sociales o comunicativas. A través del juego, el diálogo y técnicas expresivas, el terapeuta comprende la perspectiva del niño y le ofrece un entorno seguro para explorar sus sentimientos.


1.2. Beneficios de la Intervención Temprana

Cuanto antes se detecten y aborden problemas de conducta, dificultades emocionales o desafíos en la adaptación familiar y escolar, mayores serán las probabilidades de que el niño adquiera estrategias de afrontamiento eficaces. El propósito no es solo “resolver un problema” momentáneo, sino también fortalecer su desarrollo emocional a largo plazo.


2. Preparando el Terreno: Cómo Abordar el Tema con tu Hijo


2.1. Explicación Sencilla y Honesta


Cuando decidas informar a tu hijo sobre la visita al psicoterapeuta, evita términos complicados o dramáticos. Una aproximación directa, utilizando un lenguaje apropiado para su edad, puede ser:

  • “Vamos a ir con una persona que nos ayuda a sentirnos mejor cuando estamos tristes, nerviosos o cuando tenemos muchos pensamientos en la cabeza. Ella/Él sabe jugar, hablar y escuchar para que te sientas más tranquilo.”


2.2. Despejar Miedos y Mitos

Los niños suelen asociar la palabra “doctor” con inyecciones o revisiones médicas incómodas. Aclárale que no se trata de un hospital ni de revisiones físicas. Explícale que no van a revisarle los oídos o la garganta, sino a “conversar y jugar para entender cómo se siente.”


2.3. Motivar la Curiosidad Positiva

Puedes enfatizar los aspectos lúdicos que suele tener la terapia infantil. Muchos gabinetes o consultorios cuentan con áreas de juego, cuentos, dibujos o muñecos que se utilizan para las dinámicas de expresión. Menciona que habrá juegos y actividades interesantes.



3. Aspectos Prácticos Antes de la Primera Cita


3.1. Informarse Sobre el Terapeuta y el Entorno

Antes de la sesión, solicita información al profesional o centro de psicoterapia sobre el lugar, la duración aproximada de la consulta, y si existe un espacio de juego. Saber estos detalles te permitirá describirle con claridad a tu hijo lo que verá y experimentará.


3.2. Involucrar a tu Hijo en la Preparación

  • Elección de un Objeto de Apoyo: Muchos niños se sienten más seguros si llevan consigo un peluche, un juguete predilecto o incluso una mantita. Esto puede convertirse en un “puente” para iniciar la interacción en la sesión.

  • Planificar la Ropa y la Hora: Sugiere que se vista cómodo, recuérdale que quizás se siente en el suelo a jugar. Además, procura acudir en un horario en el que no esté demasiado cansado o hambriento.


3.3. Mantener la Calma y la Serenidad

Los niños perciben la ansiedad de los padres. Si tú demuestras seguridad y naturalidad al hablar de la terapia, tu hijo se sentirá confiado en que es algo bueno y normal. Evita mostrar pánico o dramatismo al respecto, pues podría transmitirle inquietud.


4. Durante la Primera Sesión: Consejos para Acompañar a tu Hijo


4.1. Empoderar al Niño con Palabras de Apoyo

Cuando lleguen al consultorio, recuerda hacer comentarios tranquilizadores:

  • “Confío en ti, estoy segura de que podrás contar lo que quieras o necesitar.”

  • “El terapeuta es amigable, te escuchará y te ayudará a sentirte mejor.”


4.2. Participación de los Padres

En algunas modalidades, el terapeuta podría pedirte que entres con tu hijo durante los primeros minutos, o que te quedes fuera en la sala de espera mientras él establece un vínculo directo con el niño. Sigue las indicaciones del profesional, pues él evaluará lo que resulte más beneficioso en cada caso.


4.3. Respetar el Proceso y el Ritmo

No esperes que tu hijo hable abiertamente y cuente todo en la primera sesión. Muchos niños necesitan establecer confianza antes de profundizar en sus emociones o problemas. Permite que la relación con el terapeuta florezca gradualmente.


5. Después de la Sesión: Reforzando la Experiencia


5.1. Conversar, pero sin Presionar

Al terminar la sesión, es normal tener curiosidad por saber qué ha sucedido. No lo bombardees con preguntas, pero sí puedes iniciar un diálogo suave:

  • “¿Te gustó el juego que hiciste? ¿Te sentiste a gusto?”

  • “¿Hay algo que quieras contarme de lo que hablaste con el terapeuta?”

Si el niño no desea abundar en detalles, no lo fuerces. Deja que asimile su experiencia y respeta su privacidad.


5.2. Escuchar y Validar Emociones

Si tu hijo expresa dudas o sentimientos encontrados sobre la terapia, mantén una actitud empática. Recuérdale que es un espacio seguro, creado especialmente para que él pueda sentirse mejor y aprender a manejar lo que le preocupe.


5.3. Continuar con la Rutina y la Coherencia

El apoyo al trabajo terapéutico no termina en la puerta del consultorio. Sigue las recomendaciones del terapeuta: es posible que te sugiera ciertos ejercicios o cambios en la rutina familiar. Cumplirlos con constancia refuerza lo aprendido en la sesión.


6. Fortalecer la Relación entre Casa y Terapia


6.1. Transparencia con el Terapeuta

Si surge algún acontecimiento significativo en casa o en la escuela (cambios de humor, problemas de conducta, avances notables), comunícalo al terapeuta. Esta retroalimentación le ayudará a orientar la próxima sesión y adaptar las estrategias.


6.2. Involucrar a Otros Familiares

Cuando sea factible, informa a abuelos, tíos o cuidadores cercanos sobre la importancia de esta terapia. Pedir que respeten los horarios de descanso o las indicaciones del psicoterapeuta promueve la coherencia en todos los entornos donde se mueve el niño.


7. Un Viaje de Aprendizaje: Paciencia y Constancia


7.1. La Terapia como Un Proceso Gradual

Cada niño es único, y los cambios no ocurren de un día para otro. Puede que tu hijo se adapte más rápido o más despacio al entorno terapéutico, y ambos escenarios son normales. Al igual que sucede con el aprendizaje de habilidades motoras o escolares, la maduración socioemocional también requiere su tiempo.


7.2. Celebrar Cada Paso

Subrayar los pequeños avances (una actitud más tranquila, una mayor apertura a contar sus experiencias) infunde motivación y refuerza la importancia de la terapia. Recuérdale lo bien que lo está haciendo al esforzarse en expresarse y cooperar.


7.3. Cuidar de Ti Mismo

La preocupación por la salud mental de un hijo puede generar estrés en los padres. Recuerda buscar también tu propio espacio de apoyo, conversar con especialistas o integrarte en grupos de padres que atraviesan situaciones similares. Un cuidador emocionalmente sano está mejor preparado para dar respaldo al niño.


La primera cita de psicoterapia puede resultar un paso trascendental para mejorar la calidad de vida de tu hijo y de toda la familia. Prepararlo con un lenguaje cercano, empático y honesto, así como mantener una actitud abierta y positiva durante y después de la sesión, favorece un vínculo terapéutico sólido. La clave consiste en brindar estabilidad, paciencia y confianza en el proceso profesional.


Como psicoterapeuta infantil y juvenil, he visto innumerables veces cómo la intervención temprana y el compromiso de las familias transforman significativamente el futuro emocional de los niños. Con una preparación adecuada y el seguimiento de las recomendaciones, tu hijo podrá encontrar en la terapia un espacio seguro para explorar sus sentimientos y desarrollar herramientas que le permitan enfrentar el mundo con mayor tranquilidad y autoconfianza.

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