La conducta infantil está fuertemente influenciada por el entorno, las experiencias y la forma en que los niños procesan sus emociones. A veces, los padres pueden sentir que han perdido el control ante rabietas, desafíos constantes o conductas agresivas. En este contexto, la Terapia Conductual se convierte en un aliado fundamental, pues permite comprender la raíz del comportamiento y modificarlo de manera eficaz y respetuosa.
¿Qué es la Terapia Conductual?
Se trata de un enfoque basado en los principios del aprendizaje y el condicionamiento. Parte de la premisa de que todo comportamiento se aprende y, por lo tanto, puede modificarse a través de técnicas de refuerzo, moldeamiento y extinción de conductas no deseadas.

Importancia de la conducta en el desarrollo
Bienestar familiar: Las dinámicas familiares mejoran cuando los niños son capaces de manejar sus emociones y los padres cuentan con herramientas para guiar esas conductas.
Adaptación social: Niños con habilidades conductuales adecuadas se integran más fácilmente a grupos, respetan normas y establecen relaciones más saludables.
Aprendizaje académico: El buen comportamiento en el aula favorece la concentración, la motivación y el desempeño escolar, creando un ambiente de aprendizaje positivo.
Señales que indican la necesidad de Terapia Conductual
Rabietas o berrinches explosivos que se repiten constantemente.
Agresividad física o verbal hacia otros niños, adultos o incluso animales.
Dificultad para aceptar límites o seguir normas en casa o en la escuela.
Cambios de humor extremos que generan inestabilidad en la dinámica familiar.
Pasos en el proceso terapéutico
Evaluación y establecimiento de objetivos: El terapeuta realiza entrevistas y observaciones para identificar las conductas problemáticas y los factores que las refuerzan.
Diseño de estrategias: Se aplican técnicas como el refuerzo positivo (elogiar y premiar comportamientos adecuados), economía de fichas (ganar puntos o stickers que luego se canjean por privilegios) y entrenamiento en resolución de problemas.
Entrenamiento parental: Los padres aprenden cómo responder ante conductas disruptivas y cómo fomentar las positivas en diferentes situaciones diarias.
Seguimiento y ajuste: Se monitorean los avances y se hacen cambios a la estrategia conforme el niño progresa.
Ejemplo de caso típico en RD
Un niño de 6 años que presenta rabietas cada vez que no consigue lo que quiere en un supermercado. Mediante la Terapia Conductual, se analiza el detonante (necesidad de atención o de un dulce) y se establecen recompensas adecuadas por buen comportamiento, así como consecuencias claras si se presenta la rabieta. Con consistencia y paciencia, se logra disminuir drásticamente el episodio de llantos en público.
Beneficios principales
Mayor armonía en la relación padre-hijo.
Disminución de conflictos en el hogar y en otros entornos.
Fortalecimiento de la autoestima infantil, al sentir el niño que puede controlar sus impulsos y obtener resultados positivos.
Conclusión
La Terapia Conductual es una intervención respaldada por múltiples estudios científicos que demuestran su efectividad para transformar conductas problemáticas y encauzarlas hacia hábitos de vida más saludables. Con un enfoque respetuoso y estructurado, tus hijos podrán aprender a manejar sus emociones, relacionarse con los demás y desarrollar una base sólida para su crecimiento personal.
Fuentes recomendadas:
American Psychological Association (APA): www.apa.org
Instituto de Investigación en Salud Mental, República Dominicana (IINSAM): consultas en www.sespas.gob.do
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