La alimentación es un pilar esencial en el desarrollo infantil, no solo desde el punto de vista nutricional, sino también como experiencia multisensorial que impacta la salud física, emocional y social de los niños. Aun así, muchas familias se encuentran con la dificultad de que su hijo rechaza ciertas texturas, presentando aversión a alimentos sólidos, crujientes o incluso con “grumos”. Este panorama puede generar preocupación, angustia y, en ocasiones, tensiones en el hogar.
En Cognitivo, entendemos la importancia de identificar y abordar adecuadamente los desafíos relacionados con la alimentación, por lo que te invitamos a conocer cómo la “terapia de alimentación” puede ayudar a tu hijo a lograr una relación más sana y agradable con la comida.

1. El Rol de las Texturas en el Desarrollo Infantil
1.1 Un viaje sensorial
La forma en que un alimento se siente en la boca (su textura) es determinante para que el niño acepte o rechace lo que consume. Sentir la suavidad de un puré, la firmeza de un vegetal o el crujido de una galleta estimula los sentidos y fomenta el desarrollo de habilidades motoras orales, como la masticación, deglución y respiración coordinada.
1.2 Fase de exploración (6-24 meses)
Entre los 6 y 24 meses, la mayoría de los niños pasa de la lactancia materna o fórmula a los purés y, posteriormente, a los alimentos sólidos. En esta etapa, los pequeños se acostumbran a nuevas sensaciones (diferentes texturas y sabores) que propician el aprendizaje y la curiosidad. Sin embargo, si durante esta fase se presentan reacciones exageradas o persistentes de rechazo, puede indicar un problema sensorial o de comportamiento alimentario que necesite ser abordado.
2. Señales de Alerta: ¿Cuándo buscar ayuda?
Rechazo marcado y persistente: Si tu hijo evita de forma repetida cualquier alimento que no sea extremadamente suave o licuado.
Arcadas o vómitos frecuentes: Un signo de hipersensibilidad oral cuando experimentan texturas nuevas o “granos” en la comida.
Comidas conflictivas: Si las rutinas alimentarias se convierten en momentos de estrés y angustia constantes para la familia.
Pérdida de peso o falta de crecimiento adecuado: Cuando la selectividad alimentaria afecta los aportes nutricionales básicos.
Cuando estos síntomas se manifiestan, es fundamental buscar apoyo profesional, como el que ofrecemos en Cognitivo. Un especialista podrá evaluar la situación y diseñar estrategias a la medida de tu hijo.
3. Terapia de Alimentación: ¿En qué consiste?
3.1 Abordaje Multidisciplinario
La terapia de alimentación con enfoque en texturas es un proceso en el que intervienen terapeutas ocupacionales, terapeutas del habla y lenguaje especializados en la masticación y la deglución, y en algunos casos, nutricionistas o psicólogos. Este equipo evalúa de forma integral tanto los aspectos fisiológicos (motricidad oral) como los cognitivos y emocionales (ansiedad, resistencia).
3.2 Técnica de Desensibilización Gradual
El profesional introduce de manera paulatina distintas texturas, comenzando por aquellas que el niño tolera mejor y progresando hasta las más desafiantes. Se emplean ejercicios sensoriales como permitir que el niño toque, huela y explore el alimento sin la presión de comerlo inmediatamente.
3.3 Juego y Experiencia Lúdica
El juego es una de las mejores herramientas para animar a los niños a conocer y aceptar nuevas sensaciones orales. Se proponen actividades creativas, como pintar con purés de colores o “cocinar” plastilina comestible, siempre en un ambiente positivo y relajado.
3.4 Integración Familiar
Se capacita a los padres para reproducir en casa las técnicas aprendidas en las sesiones terapéuticas, generando consistencia y continuidad. El terapeuta enseña a ofrecer alimentos de manera atractiva, evitando presiones o castigos que solo agravarían la aversión.
4. Beneficios para el Niño y la Familia
Mayor variedad alimentaria: Al aceptar distintas texturas, se amplía la gama de nutrientes y sabores que el niño consume, favoreciendo un crecimiento saludable.
Disminución del estrés en las comidas: Las rutinas alimentarias se vuelven momentos agradables y de unión familiar, en lugar de ser fuentes de tensión.
Mejora de la autoconfianza: Sentir que puede superar sus temores y comer alimentos nuevos incrementa la autoestima y la autonomía del niño.
Prevención de problemas futuros: Un abordaje temprano y adecuado reduce el riesgo de problemas nutricionales, emocionales y sociales a largo plazo.
5. Recomendaciones Prácticas para las Familias
Paciencia y empatía: Evita forzar o regañar al niño si rechaza un alimento. Mantén una postura comprensiva.
Rutinas estructuradas: Intenta establecer horarios y rituales para la comida, ofreciendo gradualmente novedades en ambientes tranquilos.
Pequeños pasos: Empieza con alimentos muy similares en textura a los que sí tolera tu hijo, para luego evolucionar hacia otros más complejos.
Celebrar logros: Reconoce cada avance, por mínimo que parezca. Un refuerzo positivo ayuda a reforzar el interés por nuevas experiencias.
La alimentación infantil es un proceso complejo en el que las texturas juegan un rol clave para el adecuado desarrollo sensorial y motor del niño. A través de la terapia de alimentación especializada, es posible guiar a tu hijo para que supere la aversión a ciertas texturas y descubra el gusto por comer de manera variada, favoreciendo su salud física, emocional y social.
En Cognitivo, contamos con un equipo multidisciplinario dispuesto a ayudarte a comprender y superar estas dificultades. Recuerda que cuanto antes se aborde el problema, mejores serán los resultados. ¡No dudes en contactarnos para transformar la experiencia alimentaria de tu hijo en un viaje placentero y saludable!
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