
TERAPIA DE ALIMENTACIÓN
Terapia de alimentación infantil para niños y niñas
La terapia de alimentación está dirigida a niños y niñas que presentan dificultades a la hora de comer, ya sea por una selectividad extrema, rechazo a ciertos alimentos, problemas para masticar o tragar, o mucha ansiedad en los momentos de comida. No se trata solo de “que el niño coma más”, sino de ayudarle a construir una relación más sana, segura y positiva con la comida, respetando su ritmo y sus necesidades.
En Cognitivo trabajamos la alimentación infantil desde un enfoque multidisciplinario, integrando aspectos sensoriales, conductuales, emocionales y nutricionales. Acompañamos tanto al niño como a la familia para que los momentos de comida dejen de ser una batalla diaria y se conviertan en espacios de mayor calma, disfrute y conexión.
¿Qué trabajamos en la terapia de alimentación?
En terapia de alimentación abordamos una amplia gama de dificultades que pueden estar presentes desde los primeros años de vida o aparecer más adelante:
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Selectividad extrema con los alimentos
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Niños que solo comen un grupo muy limitado de alimentos (por ejemplo: solo pasta, solo galletas, solo leche, etc.).
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Rechazo muy intenso a probar nuevas comidas (neofobia alimentaria).
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Aversión sensorial a la comida
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Rechazo por la textura (blando, crujiente, grumoso, mezclado).
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Problemas con el olor, el color o la temperatura de los alimentos.
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Náuseas, arcadas o malestar solo con ver o oler ciertos platos.
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Dificultades motoras para masticar y tragar
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Problemas para triturar bien la comida.
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Toses frecuentes, atragantamientos o miedo a tragar.
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Dificultad para avanzar en las etapas de alimentación (por ejemplo, pasar de triturados a sólidos).
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Conductas problemáticas durante las comidas
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Rabietas intensas cuando se le ofrece algo nuevo.
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Escapar de la mesa, negarse a sentarse, discusiones constantes.
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Uso de pantallas para que “coma algo” o dependencia de ciertas rutinas para lograr que coma.
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Impacto en el crecimiento, desarrollo y dinámica familiar
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Preocupación de los padres por el peso o el crecimiento del niño.
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Ansiedad, culpa o cansancio extremo en la familia por la hora de las comidas.
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Diferencias importantes entre cómo come el niño y cómo comen otros niños de su edad.
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En Cognitivo, estos aspectos se trabajan combinando estrategias de desensibilización sensorial, técnicas conductuales, orientación a padres y, cuando es necesario, coordinación con nutrición pediátrica, pediatría, terapia del habla y lenguaje o terapia ocupacional.
¿Cuándo debo acudir a terapia de alimentación?
Es recomendable considerar una evaluación en terapia de alimentación cuando:
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Tu hijo/a come muy pocos alimentos y parece que su repertorio se va haciendo cada vez más pequeño.
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Las comidas son un momento de tensión constante en casa, con llantos, discusiones, chantajes o negociaciones interminables.
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Observas dificultades para masticar o tragar, toses frecuentes, atragantamientos o miedo a comer ciertas texturas.
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Tu hijo/a rechaza de forma intensa los alimentos por su textura, olor o apariencia.
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Notas que la situación afecta su crecimiento, su energía o su salud, o el pediatra expresa preocupación.
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La familia siente que ya ha probado “de todo” (premios, castigos, cambios de comida, engaños) y nada funciona a largo plazo.
Buscar ayuda no significa que hayas hecho algo mal como madre o padre. Al contrario, es un paso importante para apoyar el desarrollo de tu hijo/a y recuperar la tranquilidad en la rutina de las comidas.
Beneficios para tu hijo/a
La terapia de alimentación puede generar cambios muy significativos tanto en el niño como en el clima familiar:
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Ampliación progresiva del repertorio de alimentos
El niño va conociendo nuevas texturas, sabores y presentaciones, de manera respetuosa y guiada, aumentando poco a poco la variedad de lo que acepta. -
Mayor seguridad y confianza al comer
Se reduce el miedo al atragantamiento, la ansiedad ante lo nuevo y la sensación de “no puedo” o “no me va a gustar”. -
Mejorías en crecimiento y energía
Una alimentación más completa y variada contribuye a un mejor desarrollo físico, mayor energía para jugar, aprender y relacionarse. -
Disminución de las peleas y tensiones en las comidas
Las comidas se transforman gradualmente en momentos más tranquilos y predecibles, con menos discusiones, chantajes o amenazas. -
Mejor comprensión de su propio cuerpo y sus sensaciones
El niño aprende a identificar cuándo algo le incomoda (textura, olor, sabor) y a comunicarlo de manera más adecuada, en lugar de hacerlo solo a través del rechazo intenso o las rabietas. -
Acompañamiento y guía para la familia
Los padres reciben herramientas concretas para saber qué hacer, qué evitar y cómo acompañar al niño en casa, sin caer en dinámicas que mantienen o agravan el problema.
¿Cómo es una sesión de terapia de alimentación en Cognitivo
En Cognitivo, la terapia de alimentación se adapta a la edad, al nivel de desarrollo y a las características sensoriales y emocionales de cada niño/a.
En general, una sesión incluye:
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Entorno seguro y preparado para explorar alimentos
Se utilizan mesas, utensilios y materiales pensados para que el niño pueda mirar, tocar, oler y, cuando esté listo, probar diferentes alimentos dentro de un ambiente tranquilo y respetuoso. -
Evaluación inicial detallada
Antes de comenzar, se realiza una evaluación que incluye la historia de alimentación del niño, sus hábitos, lo que acepta y lo que rechaza, las pautas de la familia y la presencia de posibles dificultades médicas o motoras. Cuando es necesario, se coordina con otros profesionales (pediatra, nutricionista, terapeuta del habla y lenguaje, terapia ocupacional). -
Trabajo gradual y respetuoso
No se obliga a comer. Se trabaja por etapas: primero tolerar el alimento en la mesa, luego acercarlo, tocarlo, olerlo, jugar con él, y más adelante probar pequeñas cantidades. Se respeta el ritmo del niño y se refuerzan todos los avances, por pequeños que parezcan. -
Uso de estrategias conductuales y sensoriales
Se utilizan técnicas de desensibilización, modelado, refuerzo positivo y adaptación sensorial para que el niño pueda ir reduciendo el rechazo y la ansiedad ante la comida. -
Participación activa de los padres
A lo largo del proceso, se realizan sesiones de orientación a padres donde se explica qué se está trabajando, qué hacer en casa y qué estrategias evitar (por ejemplo, presionar, chantajear, usar castigos, etc.). La familia es parte fundamental del éxito de la terapia. -
Plan de alimentación personalizado
Se establece un plan adaptado a cada niño/a, con metas concretas (por ejemplo: aceptar nuevas texturas, aumentar el número de alimentos, reducir el tiempo de las comidas, etc.), que se va ajustando según la evolución.


Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿La terapia de alimentación es solo para niños que “no comen nada”?
No. También es útil para niños que comen, pero lo hacen con mucha selectividad, rechazo a varias texturas, ansiedad en la mesa o conductas que complican las comidas en casa.
2. ¿La terapia de alimentación reemplaza al pediatra o al nutricionista?
No. Es un complemento. En Cognitivo trabajamos desde la parte emocional, conductual y sensorial, y cuando es necesario, coordinamos con el pediatra y/o nutricionista para asegurar un abordaje integral.
3. ¿Cuánto dura un proceso de terapia de alimentación?
Depende de cada caso: del nivel de selectividad, del tiempo que lleva el problema, de la presencia de dificultades motoras u otras condiciones, y de la constancia de la familia. Algunos niños avanzan más rápido, otros necesitan un proceso más prolongado.
4. ¿Los padres participan en las sesiones?
Sí. En muchos casos los padres observan, participan o son orientados dentro o fuera de la sesión. Nuestro objetivo es que se lleven herramientas claras para aplicar en casa.
5. ¿Se obliga al niño a comer?
No. La terapia de alimentación no se basa en la fuerza ni en la presión. Trabajamos desde el respeto y la gradualidad, ayudando al niño a sentirse cada vez más cómodo con los alimentos.
6. ¿La terapia de alimentación también ayuda si mi hijo tiene un diagnóstico como autismo o TDAH?
Sí. Muchos niños con diagnósticos del neurodesarrollo presentan también desafíos en la alimentación. En estos casos, adaptamos aún más las estrategias a sus necesidades sensoriales, de comunicación y de regulación.



